UN meditación diaria la práctica es algo que muchos de nosotros valoramos. Si has practicado meditación durante un tiempo, sabes que el primer requisito es un poco de privacidad: un lugar seguro y tranquilo donde no te molesten. Para muchas personas, esto se puede hacer en cualquier parte de su hogar, pero si tienes hijos, compañeros de casa o compartes tu tocador con su pareja o cónyuge, entonces crear una sala de meditación puede no ser un lujo sino una necesidad. Estos son algunos consejos sobre cómo puedes crear una sala de meditación de forma sencilla y asequible sin importar el tipo de espacio en el que te encuentres.
1. Manténgalo simple
No necesitas decorar tu espacio con obras de arte y esculturas elaboradas. Lo básico funcionará bien: un espacio limpio y silencioso, despejado y con el cojín o la silla que mejor se adapte a ti.
2. Belleza y significado
Con el número 1 (arriba) en mente, aún puedes hacer que tu sala de meditación luzca bien. Busca objetos, telas y símbolos que puedas tener en otras partes de la casa y reasignalos a tu nuevo espacio. Deben tener significado para ti y no ser demasiado «ruidosos» desde el punto de vista energético como para distraer.
3. Huele bien
Un poco de incienso, popurrí o una vela de aceite esencial con aromas meditativos son perfectos para tu tiempo contemplativo.
4. Suena bien.
Puedes añadir un sistema de sonido pequeño, aunque no es necesario. A algunas personas les gusta meditar con música o cánticos suaves y relajantes. Otras prefieren el silencio o los sonidos de la naturaleza fuera de la ventana (suponiendo que haya naturaleza fuera de su ventana). Pero especialmente si vives en una ciudad ruidosa, los sonidos suaves que se reproducen a un volumen bajo pueden ayudarte a entrar en ese estado tranquilo y meditativo. Otra opción es colocar pequeñas campanillas junto a una ventana abierta o soplar con un pequeño ventilador.
5. Cuando no haya más espacio en la posada
Tal vez simplemente no tengas una habitación separada que puedas dedicar exclusivamente a la meditación. ¡No temas! Todavía hay una forma... Con tela o con una mampara anticuada en la esquina de una habitación bastará. Lo importante es convertirlo en tu espacio y en un espacio exclusivo que no se interrumpa ni se utilice, excepto para la meditación. Pídele a cualquier otra persona con la que compartas tu hogar que respete ese espacio y que se quede fuera a menos que te inviten.
¿Tienes una sala de meditación? ¿Sería un desafío para ti crear una? Déjanos un comentario y háznoslo saber.